3 de mayo de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Protección penal para las familias: un reto actual desde el Derecho (III)

El desarrollo de los hijos como personas pletóricas, felices, no podrá lograrse en un ambiente de irritabilidad, de capricho, de falta de afecto intergeneracional.

No todas las familias son iguales, porque cada una tiene sus peculiaridades, entre otras razones, por el número de miembros (familias pequeñas o numerosas), la manera de comunicación familiar y las relaciones entre sus miembros (respeto, agresividad, afecto), el nivel económico, social, cultural y la forma en que participa la familia como núcleo esencial en la vida de la comunidad.

Estos aspectos conforman el modo específico de vida de cada familia. Por tanto, de la manera en que se concierten, proveerán a sus miembros satisfacción y felicidad. La vida moderna origina tensiones que necesariamente se reflejan en la vida de las personas. El desarrollo de los hijos como personas pletóricas, felices, no podrá lograrse en un ambiente de irritabilidad, de capricho, de falta de afecto intergeneracional.

Los padres, los abuelos, los cabeza de familia, tienen la responsabilidad de controlar las manifestaciones negativas hasta eliminarlas por  el irreversible daño que causan en la educación  y formación de los valores y  la personalidad de sus hijos, de sus nietos, pues estas expresiones perjudiciales provocan en las nuevas generaciones una conducta agresiva, caracterizada por la disposición a atacar, a usar en todo momento la violencia contra todo y contra todos, hasta contra el medio ambiente.

El fenómeno de la violencia familiar es multicausal y de muy diverso tipo. De ahí que a la disímil gama de delitos y formas de violencia, pueden asociarse múltiples explicaciones que van desde las biológicas, psicogenéticas, sicológicas, sociales, culturales y políticas.

Igualmente se unen como causas elementos estructurales, entre ellos la desigualdad del ingreso, distorsión de los valores sociales y factores de riesgo, como la portación de armas, consumo habitual de alcohol, drogas, ejercicio de la prostitución, entre otros.

Resulta válido señalar que dadas las múltiples causas de la violencia, se precisan variadas acciones de respuesta, que implican, a su vez, acciones inmediatas para controlar, y en caso necesario reprimir, sin omitir acciones de mediano y largo plazo, encaminadas a conocer la raíz de los problemas. El problema requiere el accionar de conjunto a los diferentes niveles del Estado y sus instituciones y de la sociedad civil como plataforma idónea para desplegar estas acciones.

  • Profesor Consultante Universidad de Matanzas 

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