La decisión de Román
Este viernes sería un día especial para Román Pérez Castañeda. Sin embargo, el destino tenía otros planes.
Una avería inesperada en la termoeléctrica Antonio Guiteras, donde es subdirector técnico, lo mantenía preocupado desde antes del mediodía, cuando ya se intuía la salida de la unidad.
La presión de su responsabilidad y lo que se avecinaba, lo mantuvo alerta; más aún cuando el país atraviesa una crisis energética profunda, en la que cada minuto cuenta.
Mientras tanto, en Varadero, en el hotel internacional, sus colegas se preparaban para una ceremonia de graduación.
Su mente se debatió durante pocos segundos entre dos mundos: el de su logro personal o el de su compromiso profesional.
Sobre las cinco de la tarde, el alivio en el rostro de sus compañeros era palpable.
Entonces Román sonrió por primera ocasión, a la vez de que le invadían sentimientos agridulces.
¿Había sacrificado un momento de celebración, por otro de realización?
¿Sería feliz en un país que enfrentaba tanta adversidad?
La respuesta no es sencilla.
Mas la felicidad plena no proviene de los logros personales, sino de saber que uno ha contribuido al bienestar de los demás.
Y en habitual recorrido por la planta, se acomodó el casco, presto a asumir la dirección del encendido de la caldera, de las centenares de operaciones necesarias para que la Guiteras vuelva a sincronizar.
Quizás mañana alguien le hará llegar su título de doctor en Ciencias Técnicas, porque Román, ya había tomado la decisión.
- Tomado del perfil de Facebook del autor
