Día Internacional de los Derechos Humanos: vigencia de una conquista histórica
Hace setenta y siete años, la Declaración Universal de los Derechos Humanos inauguró una nueva era en la historia contemporánea. Desde entonces, cada 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos, una jornada que recuerda que la dignidad, la libertad y la justicia no constituyen aspiraciones lejanas, sino fundamentos esenciales de la vida cotidiana.
En este 2025, la conmemoración se articula bajo el lema “Los Derechos Humanos: nuestros esenciales cotidianos”, expresión que subraya cómo estas garantías no se limitan a proteger frente a la violencia o la discriminación.
Representan la base de la esperanza, la seguridad y la posibilidad de construir proyectos de vida. Son los pilares invisibles que sostienen las rutinas, los espacios de trabajo y las relaciones humanas.
La efeméride se inscribe en un contexto global marcado por turbulencias políticas, desigualdades crecientes y sentimientos de inseguridad.
En medio de estas tensiones, los derechos humanos se revelan como el terreno común que une a las personas más allá de diferencias de raza, género, credo o identidad.
El derecho a la seguridad, a la libertad de expresión, al trabajo digno y al trato justo se convierte en el cimiento sobre el cual se edifica la vida social, incluso cuando las crisis económicas o climáticas amenazan con desestabilizarla.
Sin embargo, estas conquistas continúan siendo vulneradas en múltiples latitudes. La violencia, la explotación y las desigualdades sistémicas afectan de manera particular a mujeres, comunidades racializadas, pueblos originarios, personas migrantes y a diversos grupos históricamente marginados por razones de identidad, orientación, condición social o cultural.
La defensa de los derechos humanos exige una acción colectiva que trascienda fronteras y que involucre a gobiernos, instituciones y organizaciones sociales.
En Cuba, como en otros países, la protección de los derechos fundamentales se refleja en los marcos constitucionales y en instrumentos legales como el Código de las Familias, que buscan materializar la justicia social y la dignidad plena.
No obstante, la verdadera vigencia de los derechos humanos se mide en la vida cotidiana: cuando un trabajador organiza su sindicato sin temor, cuando una familia accede a un salario justo, cuando una voz marginada encuentra espacio para ser escuchada.
El Día Internacional de los Derechos Humanos constituye, en definitiva, una convocatoria universal. Invita a honrar la memoria de quienes lucharon por la igualdad y la justicia, y a asumir el compromiso de continuar esa obra.
Los derechos humanos no son ideales lejanos: son realidades alcanzables, construidas con solidaridad, educación y acción colectiva. Solo así será posible edificar un mundo más justo, unido y pacífico, donde la dignidad humana se afirme como un esencial cotidiano.
