7 de septiembre de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

La suegra, la nuera y el bronce

Solo Cirilo y sus contrincantes saben lo que significan el viento, el oleaje, la ubicación en el carril, el sol, las ganas... en el destino final de esta historia de la que salió vencedora América, con Canadá, Estados Unidos y Cuba a la cabeza, en ese orden, tras la carrera más rápida de la historia en esa distancia.

A Yarisleidis la conozco por Regla Barbara Llorente Querol, la periodista y bailadora matancera que vive fuera de toda regla y, en consonancia, también es un amor de suegra. O debe serlo, porque hoy se levantó tempranito y grabó, para sus amigos de Facebook, la regata donde la nuera se vistió de bronce.

La nuera que es casi extranjera, porque nació en un pueblito llamado Costa Rica, en el municipio de El Salvador y, definitivamente, en Guantánamo. La nuera que parece hija de la madrugada y los entrenamientos, da más paletadas que lo que plancha y friega, y tiene embobecido al novio cardenense, el “Ángel” de Regla, modelo y buen muchacho, que está orgulloso de su novia olímpica, diputada y campeona mundial.

Con ese abolengo llegó Cirilo a la final del C-1 a 200 metros, después de haber encabezado la primera semifinal y a contrapelo de cuantos criticaron en redes sociales que se enrolara también en el C-2 a 500, porque eso la haría perder fuerzas y menguaría sus posibilidades de coronarse en el single.

Yary silenció a esas hordas de un tajo, frente a las cámaras de la televisión, asegurando que se sentía plena y estaba segura de lo que hacía. Así llevó el C-2 a la final, aunque sin medallas. Sus mayores posibilidades –se sabía– estaban en la soledad de su canoa monoplaza (que parece un barquito de cartón con la morena encima) y en el ritmo frenético de la paleta atravesando el agua.

200 metros se cubren en menos de un minuto. Es un flashazo que conlleva un esfuerzo inenarrable.

Solo Cirilo y sus contrincantes saben lo que significan el viento, el oleaje, la ubicación en el carril, el sol, las ganas… en el destino final de esta historia de la que salió vencedora América, con Canadá, Estados Unidos y Cuba a la cabeza, en ese orden, tras la carrera más rápida de la historia en esa distancia.

En la grabación de Regla se escucha la voz de otra mujer que termina aceptando, con pena o resignación, que Yary fue tercera. Pero enseguida la suegra riposta aclarando que cuidadito, que el bronce es un gran resultado. Después de eso, quién puede criticar a la Cirilo, si “hasta su suegra” defiende apasionadamente su lugar entre las grandes.

El asunto me hizo recordar una sempiterna frase de mi mamá, de sus tiempos universitarios: “Nadie sabe el valor de un 3… hasta que coge un 2”. Y mi madre en eso tiene tanta razón como Regla: para aquilatar el valor de un bronce olímpico, solo hay que mirar, desde el podio, a los que anhelan asomarse al menos a este firmamento deportivo alguna vez en la vida.

Este es un sitio vedado para millones, al que solo se accede después de poner el alma a disposición de un sueño y, con mucho talento, esfuerzo y sufrimiento, lograr hacerlo realidad, como lo ha hecho en París la primera cubana medallista olímpica en el canotaje, que hoy no cabe en sí de felicidad, responde al nombre de Yarisleidis Cirilo Duboys y es, para más señas, la nuera de Regla.

Yarisleidis Cirilo es bronce olímpico. Foto: Ricardo López Hevia

(Tomado del perfil de Facebook de Abdiel Bermúdez)

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