La ventana que teje Miriam Muñoz 20 años después (+fotos)

Desde primera fila, un Premio Nacional de Teatro admira el trabajo de otro, no se pierde ni un detalle, se ríe, aplaude, encoge el rostro con la actuación. Miriam Muñoz Benítez, distinguida este 2025 con el galardón y René Fernández Santana, dueño de él desde 2007, son amigos, comparten similares alegrías y frustraciones sobre el teatro y la vida desde hace décadas.
La presentación de La ventana tejida, obra escrita por Ulises Rodríguez Febles, aconteció en la sede de Teatro Icarón, el reino de Miriam. En primera fila también el autor. Actores, amigos, seguidores del trabajo de la Muñoz, alumnos de sus talleres disfrutaron de un momento único e irrepetible en el que de alguna manera estuvo Rolando Estévez, gracias a la visualidad con la que mereció, en 2004, el Premio de diseño escénico y vestuario del Festival de pequeño formato de La Habana.
Además de los 20 años que separan esta puesta en escena de aquellas en el legendario y casi extinguido Teatro Principal, el hecho de celebrarse precisamente el día del cumpleaños 78 de la primera actriz y profesora, la convirtió en un suceso especial.
También lo fue porque, como el teatro todo, reafirma que el arte, cuando es genuino y se hace bien, se transforma en espejo de la sociedad. La ventana tejida aborda de manera sensible los sacrificios, conflictos, desvelos y desilusiones de quienes dedican todo su tiempo al cuidado de personas enfermas.
El monólogo, actuado y dirigido magistralmente por Miriam, nos recuerda que el teatro muchas veces se parece a la vida y que su vigencia, aunque medien dos décadas, regresa siempre, invariable y certera.
El diseño de luces y el sonido contribuyen a ubicar al espectador en situación, acompañando la intención del dramaturgo defendida por la actriz quien baila, canta, busca alternativas cuando algo no sale como estaba previsto, se despoja de las ropas tras una cortina translucida y nos ofrece su desnudez como metáfora inequívoca del paso del tiempo y de la verdad.
Miriam, incluso con los 78 años cumplidos sobre el escenario, con los achaques y los trastazos de la vida, un poco temblorosa aun por las no pocas emociones vividas en los primeros días de este año, reafirma su dominio del escenario, lo acertado y justo de concederle el máximo reconocimiento de las artes escénicas en Cuba.
Miriam agradeció a los presentes por acompañarla este día, al pueblo matancero por la alegría con que recibieron la noticia de su Premio Nacional cuya llegada, confesó, la sorprendió.
Aquella mujer, pequeña de tamaño e inmensa de espíritu y compromiso, se transforma y llena tanto el espacio ante nosotros, que no podemos hacer nada más que reverenciarla y aplaudirla con arrebato febril.
Asistieron también a teatro Icarón minutos antes de la puesta en escena para felicitar a la Maestra, Mario Sabines Lorenzo, secretario provincial del Partido, Marieta Poey Zamora, gobernadora, junto a otros funcionarios. La Dirección provincial de Cultura y el Consejo provincial de las Artes Escénicas también reconocieron a la matancera.
Desde primera fila, un Premio Nacional de Teatro admira el trabajo de otro. Nosotros también lo hacemos mientras rogamos conservar siempre la vitalidad y la fuerza de esa generación que, sin importar los golpes de la vida, celebra cada momento de ella trabajando, sobre el escenario.
- Liz Lauren Valdés Rodríguez/ estudiante de Periodismo