12 de julio de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Los secretos de un poema

El Taller de Verano de la UNEAC, dedicado esta vez a los secretos de la Literatura, tuvo como ponente al laureado poeta Leymen Pérez, quien escogió para su disertación el texto CXX del libro Poemas sin nombre, de la Premio Cervantes Dulce María Loynaz.

Ante un auditorio no solo de literatos, sino también de matanceros interesados en estos temas culturales, se deshiló un escrito que se difumina entre la prosa y la poesía para ofrecer un mensaje con acentos místicos y de elevada espiritualidad, esbozados en los movimientos de una partitura sinfónica, cual preámbulo de una revelación divina.

El poeta indicó que, a primera vista, pareciera un cuento, pero el lenguaje del «sujeto poemático narrador»,  le imprimía un sustrato metafórico a los destellos de la vida común de las dos protagonistas, María e Isabel, hasta derivar en  imágenes de gran belleza y connotación profética, en alusión a pasajes de la Biblia.

La casa social de los escritores y artistas yumurinos acogió el análisis profundo, promotor de diversos discursos, de una de las obras de la Loynaz, escrita en la década de los años 50 del pasado siglo.

Del libro Poemas sin nombre
CXX
ALLEGRETTO
María salió temprano en la mañana a visitar a su prima Isabel.
El huerto de la prima no está lejos, ella puede verlo desde el suyo, bordeando el altozano de las cabras, al pie de un bosquecillo de palmeras.
Pero el sendero en cuesta ya se le hace un poco fatigoso a la mujer encinta, y hoy avanza despacio, cuidando de no pisar las amapolas que se desbordan a sus pies desde las eras todavía no trilladas.
Isabel, al verla venir, deja caer peroles y alcarrazas, desprende rápido una flor y sale a su encuentro, llevándose las manos al vientre, que también una jubilosa maternidad parece golpear y estremecer.
Dos palomas vienen a posarse sobre el tejado húmedo de lluvias. Las dos primas se abrazan en silencio.

ANDANTE
Isabel ha partido con María su yantar humilde, y luego se han sentado las dos a la ventana a coser ropas menudas, mimo de ovillas y de lanas, para los infantes que ambas esperan.
(No se sabe si esta ventana tiene ya una fina columna con su ojiva, al modo que luego habrán de dibujarla los monjes pintores de la Edad Media. Tiene, como todas las ventanas abiertas sobre el campo, un perfil de colinas en el fondo y un caminito blanco que se pierde en transparentes lejanías.)
El tiempo de Nizam ya va entrado, y a la luz se adelgaza en la pradera. Las dos mujeres cosen, tejen, mientras sus pensamientos van tramando otros leves encajes que se lleva la brisa…
María es rubia y delicada: es casi una niña, y su vientre no parece mayor que la luna sobre los montes de Gelboé en los plenilunios de primavera.
Isabel es morena, madura como fruto en sazón; su gravidez acaba de afirmarla, de darle plenitud y beatitud al árbol.

ADAGIO
–Anoche soñé con el hijo que ha de nacerme –dice Isabel con voz que parece venirle todavía del sueño…
Las manos no interrumpen su vuelo; sólo la voz sigue soñando.
–Lo veía ya un hombre, un hombre fuerte y barbado, y a él acudían como nubes de moscas, los hombres de la tierra… Y tú, María…, ¿no sueñas con tu hijo?
María se sonríe y no contesta; sigue anudando hilos de colores. La voz de Isabel, un instante enmudecida, yérguese como surtidor en el aire.
–Quisiera que mi hijo fuera un gran general: anoche le brotaban rayos de fuego por la boca, y ejércitos se reunían a su paso, capaces de salvar al pueblo de Israel… ¡Si algún día fuera mi hijo el Elegido!… Pero no es más que un sueño…
Las agujas se mueven ahora desmayadamente…
La voz persiste aún, más dulce, más íntima.
–Dime, María: ¿qué quieres tú que sea tu hijo?
Y María levanta al fin su rostro sumido en la labor.
Parece que ha palidecido un poco… Parece que la voz le temblaba en la sonrisa.
–Quisiera que mi hijo fuera carpintero, como su padre…
Y luego, suspirando:
–Pero no es más que un sueño…
Otra vez el silencio, como un humo de sándalo, ha llenado la estancia.
Afuera es ya el mediodía. Se siente un alborozo de gallinas que picotean en el patio el oro de las últimas mazorcas, de los últimos sueños.
Dulce María Loynaz

NOVEDADES
La idea de estos Talleres de Verano de la UNEAC resulta innovadora en estos predios y cuenta en estos meses de julio y agosto con exponentes de lujo en todas las manifestaciones.

Este fin de semana discurrirán con clases demostrativas, este jueves la bailarina, coreógrafa y directora de la compañía Novadanza, Kenia Carrazana con el tema El flamenco hoy y mañana viernes será La realización audiovisual y su producción,  por el profesor y artista visual, Daniel Aguiar. Este último taller se efectuará en los estudios del Telecentro TV Yumurí.

Mañanas de verano en provecho del conocimiento y la amplitud del universo cultural de los matanceros.

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