Verso a Verso: Laura Ruiz y Pablo G. Lleonart en dos tiempos
La penumbra del salón se disipó cuando comenzaron a escucharse, luminosos y potentes, los versos de Laura Ruiz Montes y Pablo G. Lleonart, convocados a un Verso a Verso en el legendario espacio Miércoles de Poesía, con escenario en la Casa Social de la UNEAC en Matanzas.
El Premio Nacional de Edición, Alfredo Zaldívar Muñoa, significó lo especial de contar en esta cita con la presencia de Ruiz Montes, multipremiada poeta, dramaturga, editora y ensayista, traductora de renombre, quizás por ser un lujo ante su proverbial retraimiento a las lecturas públicas, para a la vez alternar con Lleonart, uno de los poetas jóvenes más laureados en los últimos tiempos.
Una red invisible de emoción atrapó al público, cuando los versos de Laura se desbordaron en cascada de historias, arraigadas las más desde la casa, la madre, la hija, los amigos, los viajes, el pan, las carencias y lo palpable en el decurso de este país, tan naturales en su lírica como guijarros afincados a la Isla, a la cual retorna con hábito “enfermizo”.
Su dueto con Lleonart fue un acierto. El joven periodista, editor y vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz, desplegó sus poemas, visionarios de una sociedad oculta en los bolsillos; exhibió el trasbordo poético de su hogar y del barrio, enlazado a la desnuda palabra reflejada en metáforas intertextuales e irreverentes.
Ambos poetas, insertos en Ediciones Vigía, cual continuidad generacional, leyeron de sus libros publicados y también algunos textos inéditos, que estarán guardados por poco tiempo en las gavetas.
Qué decir que en el encuentro estaba una cuantiosa representación de los virtuosos literarios de la ciudad. Junto al anfitrión Zaldívar, disfrutaron del recital por la Filial de la UNEAC, el presidente José Manuel Espino y el vicepresidente Leymen Pérez, así como Ulises Rodríguez Febles, Maylan Álvarez, Luis L. Pita, Mireya Cabrera, Mae Roque, Abel G. Fagundo y Cristina Martínez, entre otros escritores y artistas.
Miércoles de Poesía en la UNEAC, evocando la estancia de grandes figuras nacionales, internacionales y de la tierra común que pisamos, esta vez con máximos exponentes de ese arte oral o escrito, milenario y eterno, en la Atenas de Cuba.