Antonio Maceo: más allá del machete
Desde su incorporación a la causa libertaria cubana, el distinguido Lugarteniente General José Antonio de la Caridad Maceo y Grajales se convirtió en uno de los más emblemáticos precursores de la independencia y un referente en la lucha anticolonialista para América Latina y el Caribe.
Con más de 600 acciones combativas en su haber, una capacidad de liderazgo manifiesta y el patriotismo mambí corriendo por sus venas, este héroe nacido el 14 de junio de 1845 protagonizó icónicos acontecimientos del periplo histórico nacional, entre los que la Protesta de Baraguá y la Invasión a Occidente ocupan un cimero lugar.
Si en el primero de estos ratificó la voluntad emancipadora de una Isla renuente a alcanzar la paz sin independizarse del yugo colonial, el segundo consolidó su mando militar, intransigencia y denuedo en la manigua, convicciones que evidenció, incluso desde el exilio y que le valieron, entre otros, importantes cargos en el ejército de Honduras y un creciente prestigio en el resto del continente.
Las hazañas combativas no cesaron ni siquiera en el que sería su último año de vida, pues acciones militares en Paso Real de San Diego, Candelaria, Güira de Melena, Quivicán, Lomas de Tapia y demás enclaves del territorio nacional lo tuvieron de cabecilla y, al igual que en epopeyas previas, siguió siendo una piedra en el zapato para las fuerzas hispanas.
La última batalla de Maceo conmovió a la mayor de las Antillas el fatídico 7 de diciembre de 1896, cuando Punta Brava atestiguó el deceso del heroico insurrecto mambí, mas la historia inmortalizó al icónico Titán que jamás desenvainó su machete hasta ver libre a su nación del odioso flagelo de la esclavitud.