¿Halagos o acoso? La diferencia que muchos hombres no entienden

“Mami, ?todo eso es tuyo?», “!que buena estás!” o “pss, pss, adiós, cosa rica”, son solo algunas de las tantas frases que se escuchan a diario, expresiones vulgares que la mayoría de los hombres consideran piropos, cuando no es así. Las miradas morbosas y los comentarios sexualizados, una lacra cotidiana que se filtra en la vida de las mujeres para perseguirlas como una sombra persistente, robándoles la tranquilidad.
https://youtu.be/CH4Du6TOjB8?si=_xTJHW-3bYS5SuRz (Video que ejemplifica el acoso callejero)
El acoso callejero es un fenómeno social que afecta a millones de personas en el mundo, principalmente al sexo femenino. Una conducta considerada como acoso sexual en lugares públicos a través de gestos obscenos, persecución, silbidos, toqueteos.
Según la revista Alma Mater, en Cuba un alto porcentaje de mujeres ha experimentado acoso en algún momento de su vida. Existe una triste realidad con respecto a esta situación, donde convergen factores culturales y sociales. Aunque se disfraza de trivialidad, sus raíces se hunden en la desigualdad de género y la cultura machista, una de las principales causas que alimentan esta problemática debido a la impregnación de una cultura patriarcal que fomenta la idea de que los hombres tienen derecho a expresar su deseo de forma verbal y física hacia las mujeres, normalizando el acoso como una forma de interacción social.
La experiencia de caminar por las calles se vuelve traumática al saber que en cualquier parte escucharán comentarios indeseados, utilizados como un juego de seducción o una forma de “mostrar interés”. Desde niñas nos enseñan que debemos vestir de cierto modo, no podemos transitar solas en ciertos horarios, que no hablemos con desconocidos. ¿A qué se debe todo esto? Para no “incitar” a que nos acosen. “¿Cómo quieren que las respeten si se visten así?” Una frase machista, que responsabiliza a las mujeres de ser víctimas del acoso y las agresiones. ¿Por qué justificarse con eso? Claro, es más fácil echarle la culpa a ella y llamarla provocadora por su forma de vestir.
https://giron.cu/2023/12/01/vestir-sin-ajustes-en-los-pezones/
Niñas, jóvenes o adultas, a los acosadores no les interesa si es menor de edad, si va acompañada del novio, esposo o el propio padre, quienes siempre reaccionarán mostrando su instinto protector, dejando claro que la situación es inaceptable. Ser acosada puede llevar a cambiar las rutinas diarias, ¿a dónde queremos llegar? En muchas ocasiones hay que cambiar la ruta: brincar hacia la otra acera, desviarse del camino y doblar por otra cuadra, así tengamos que caminar más, no importa. ¿Por qué? Porque sabemos que ese grupo de hombres que se encuentra ubicado en una esquina o quizás en una piquera, dirá algo que no deseamos oír.
Una perspectiva comúnmente observada en las experiencias de mujeres frente al acoso es que las estrategias adoptadas varían, desde la evitación o el desprecio hacia el acosador, hasta la decisión de denunciar los hechos. Sin embargo, ninguna de estas tácticas ha demostrado ser claramente efectiva para abordar las situaciones de acoso. Otra opción que las mujeres pueden considerar es enfrentarse directamente a la situación.
Las víctimas no solo son afectadas físicamente, sino que también tienen un profundo impacto psicológico, llevándolas a estado de ansiedad, depresión y disminución de autoestima, lo que puede repercutir en su vida personal y profesional. Experimentan una mezcla de emociones que van desde la incomodidad hasta el miedo. No importa si están en un parque o en una parada de ómnibus, siempre hay alguien ahí, que se toma las atribuciones para opinar sobre una cara o un cuerpo sin que nadie se lo pidiese.
Las autoridades deben estar pendientes para minimizar situaciones de acoso. Existen casos de mujeres que no denuncian por miedo a no ser tomadas en serio o a ser culpabilizadas, para qué denunciar si piensan que es invento y se ríen en sus caras porque hay problemas más importantes que resolver. Entiendan de una vez que esta violencia es real, no es paranoia, estamos expuestas a ella constantemente y muchas veces por vergüenza tenemos que vivirla en silencio por el qué dirá la gente.
Organizaciones como la FMC (Federación de Mujeres Cubanas) ha alzado la voz para denunciar la gravedad del acoso a través de espacios comunitarios y medios de comunicación. Mediante las campañas de sensibilización como «El acoso te atrasa» y «Evoluciona», las cuales buscan educar sobre la importancia del respeto y la empatía en las interacciones diarias. El cambio de mentalidad es un proceso difícil, no todos lo asumen de la forma adecuada, para muchos puede llegar a ser una pérdida de tiempo.
Disculpen, pero las mujeres necesitan que las respeten como lo hacen con usted. No son adornos en una subasta para el deleite de los demás. Aprendan a valorarla y a mirarla con buenos ojos. Todas tienen derecho a caminar libremente por las calles sin ser vistas como objetos sexuales, sea cual sea la vestimenta, el caminar o porte y aspecto; nada de eso justifica opinar barbaridades. Alguna vez se han puesto en su lugar y se han preguntado qué se siente. Seguramente la respuesta sería: cómo una mujer va a acosar a un hombre, eso es imposible. Estas palabras no son con el objetivo de discriminar al sexo masculino, no quiere decir que todos sean acosadores, no es feminismo, se llama igualdad. Debemos concientizar a una sociedad que aún necesita evolucionar en su percepción de género.
https://www.facebook.com/share/v/1DoPBfGKBt/ (Vídeo de un experimento realizado por la campaña Evoluciona, donde mujeres acosan a hombres)
El camino para lograr una sociedad equitativa es largo, pero no imposible. Luchemos por erradicar el problema de raíz para que las personas se sientan seguras en los espacios públicos, es nuestra responsabilidad contribuir a ello.
Por: Diana Puerto Salcedo, estudiante de Periodismo