Fidel: el arquitecto de la salud pública en Cuba
Hoy, muchos países del mundo reconocen la grandeza de su obra, miles de doctores formados bajo su visión trabajan en decenas de países. Hay algo que incluso sus críticos admiten: su apuesta por una salud pública de calidad fue real, sostenida y profunda

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Hoy recordamos la figura de Fidel Castro desde una de sus dimensiones menos controvertida, pero más significativa: su legado a la salud pública cubana.
Para muchos fue el arquitecto de un sistema sanitario gratuito, accesible y con resultados que sorprendieron al mundo, sobre todo en un país con recursos limitados y sometido a un bloqueo económico durante décadas.
Tras el triunfo de la Revolución en 1959, uno de sus primeros objetivos fue llevar la Medicina a cada rincón del país.
El invicto Comandante impulsó una transformación radical: hospitales en zonas rurales, formación masiva de médicos y la creación del sistema de atención primaria conocido como el “médico y la enfermera de la familia”. Bajo su liderazgo, la salud se convirtió más que en un privilegio en un derecho.
Matanzas no quedó al margen de esa visión. En varias visitas a la provincia, Fidel inauguró centros hospitalarios y consultorios comunitarios. En 1985 participó en la apertura del Hospital provincial Faustino Pérez. En cada visita preguntaba por los detalles: los equipos, la formación del personal, la atención al pueblo.
Pero no solo se trataba de infraestructura; de igual manera fomentó la investigación médica, la biotecnología y el desarrollo de vacunas propias.
En plena década del 90, cuando la crisis económica golpeó con fuerza, Cuba mantuvo sus indicadores de salud: la mortalidad infantil siguió bajando y Matanzas destacó en campañas de vacunación y prevención.
Hoy, muchos países del mundo reconocen la grandeza de su obra, miles de doctores formados bajo su visión trabajan en decenas de países. Y aunque su figura genera pasiones encontradas, hay algo que incluso sus críticos admiten: su apuesta por una salud pública de calidad fue real, sostenida y profunda.
Fidel Castro no solo gobernó con discursos encendidos en el terreno de la salud, su huella se puede palpar en cada sala médica, en cada niño vacunado y en cada comunidad atendida, también en Matanzas. Y esa es una historia que vale la pena recordar.