1 de mayo de 2025

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Operación Carlota, 49 años de una gloriosa epopeya (+ audio)

Calificada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz como la más justa, prolongada, masiva y exitosa campaña militar internacionalista de nuestro país, la Operación Carlota, acaecida entre 1975 y 1991 en la República Popular de Angola, marcó un hito en la historia de la mayor de las Antillas y evidenció su pertinaz repudio al imperialismo y la discriminación racial.
CARLOTA: REBELDÍA CON ROSTRO DE MUJER
Calificada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz como la más justa, prolongada, masiva y exitosa campaña militar internacionalista de nuestro país, la Operación Carlota, acaecida entre 1975 y 1991 en la República Popular de Angola, marcó un hito en la historia de la mayor de las Antillas y evidenció su pertinaz repudio al imperialismo y la discriminación racial.Pero esta epopeya, que resultó en la victoria del flanco de liberación angoleño por sobre las tropas sudafricanas, la liberación de Namibia y la eliminación del apartheid en Sudáfrica, debe su denominación a una de las más admirables figuras del bregar libertario de nuestra Isla: una valiente esclava lucumí bautizada por muchos como «La Negra Carlota».

Arrancada de su Angola natal y sometida desde entonces al cruento yugo de la explotación, Carlota atestiguó la brutalidad existente en las plantaciones de azúcar en suelo cubano, la indolencia del látigo del amo y la agonía de la deshumanización. Su renuencia a estas atrocidades la convirtió entonces en encarnación de la resistencia y furia de los vejados en su bregar anticolonial.

Consciente del persuasivo mensaje emancipador que se hallaba tras el locuaz fragor de los tambores esclavos, devenidos alternativas de comunicación entre plantaciones distantes, en la noche del 5 de noviembre de 1843 Carlota, junto a una audaz multitud, protagonizó una formidable y sorpresiva revuelta en el ingenio matancero de Triunvirato, liberando en el camino a numerosos oprimidos en los también ingenios «Concepción», «San Lorenzo», «San Miguel» y «San Rafael», así como a numerosos cafetales del territorio yumurino.

Aunque descalza, con raída indumentaria y arma de filo en mano, el extraordinario denuedo y las notorias dotes militares con que iba provista la convirtieron en una admirable líder de estas turbas que retumbaron en los campos antillanos e inspiraron a otros esclavos a repeler toda manifestación de explotación y desconsuelo contra ellos y sus afectos.

Sitiados por las fuerzas represoras hispanas en «San Rafael», un desigual y sanguinario combate socavó el progresivo despliegue liberador de gran parte de los briosos insurgentes encabezados por Carlota, quien fue capturada y salvajemente descuartizada como escarmiento.

Los vestigios de aquel enclave que fue escenario de la primera sublevación de esclavos ocurrida en la Isla durante la etapa colonial perviven en la Ruta del Esclavo, un proyecto internacional auspiciado por la Unesco y la Organización Mundial del Turismo que rememora los desapacibles eventos de Triunvirato e inmortaliza el legado de aquella heroica fémina que no dudó ni un segundo en alzarse por la libertad y ofrecer su vida para hacer realidad esa empresa.

OPERACIÓN CARLOTA: CUBA Y ÁFRICA PARA SIEMPRE UNIDAS

En un contexto histórico donde la lucha contra el colonialismo y el apartheid preponderaba en las relaciones internacionales, Angola, bajo el dominio portugués, se hallaba en un complejo proceso de lucha por su independencia con diversas fuerzas coloniales y grupos pro-occidentales limitando sus posibilidades de emancipación.

A inicios del año 1975, Portugal se comprometía a reconocer a Angola como país independiente a través de una comisión integrada por dicha nación colonizadora y tres organizaciones que pugnaban por el mando gubernamental: el Movimiento Para La Liberación de Angola, el Frente Nacional para la Liberación de Angola y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola, dirigidos por Agostinho Neto, Holden Roberto y Jonnas Savimbi, respectivamente.

Si bien se estableció el 11 de noviembre como la fecha para declarar la independencia, los organismos presididos por Roberto y Savimbi, conscientes del respaldo popular con que contaba el Movimiento de Neto, prepararon una acción militar para socavar el ascenso de este último y distribuirse el poder a sus anchas. En este escenario y ante la amenaza de ver destrozado su anhelo libertador, el representante angoleño solicitó apoyo al gobierno cubano.

La gesta inició oficialmente el 5 de noviembre de ese año, cuando al enterarse del deceso de asesores militares antillanos establecidos en Caporolo tras un enfrentamiento con un flanco invasor, Fidel Castro dictaminó el traslado aéreo y naval de las primeras unidades de combate a suelo angolano, que fueron multiplicándose hasta alcanzar la nada despreciable cifra de unos 300 mil rebeldes, 50 mil colaboradores civiles y más de dos mil que ofrendaron su vida a lo largo de la contienda.

Desde Cuito Cuanavale, Quigafondo y Cabinda, hasta Cangamba, Camabatela, Ebo y demás enclaves, atestiguaron el poderío de las fuerzas cubano-angoleñas, que en poco más de una década y un lustro lograron socavar la cruzada sudafricana, siempre apoyada por las huestes norteamericanas, así como preservar la independencia e integridad territorial de Angola, emancipar a Namibia y poner fin al régimen del apartheid.

LA MÁS JUSTA Y MEMORABLE EPOPEYA INTERNACIONALISTA CUBANA

Cuarenta y nueve años han transcurrido desde que el vigor revolucionario de aquella esclava lucumí por muchos bautizada como «La Negra Carlota» fluyó por las venas de aquellos miles y miles de cubanos que, en solidario y honorable gesto, acudieron al llamado del hermano pueblo angoleño para afianzar su libertad y recuperar la independencia que, al igual que a la mayor de las Antillas en su histórico bregar, le habían escamoteado.

Justamente, la repatriación de los restos de los caídos en la Operación Carlota y demás misiones internacionalistas que acaeciera el 7 de diciembre de 1989 originó la gloriosa Operación Tributo para, en igual fecha, honrar cada año a quienes perecieron obrando por la soberanía y autodeterminación de otras tierras, cuyo sacrificio pervive hoy más que nunca en el corazón de estos países hermanados por la Historia y el anhelo de libertad.

Más allá de un memorable capítulo belicista sin parangón, la Operación Carlota forjó un vínculo indestructible entre Cuba y África, un inquebrantable puente de amistad que hoy tiene cabida en la cooperación médica, educacional, cultural y la búsqueda mutua de prosperidad y desarrollo que caracteriza a ambas naciones.

Esos jóvenes cubanos, movidos por un ideal de justicia y fraternidad, dejaron su hogar para luchar codo con codo junto al pueblo angolano, manifestando con creces, en noble y generoso gesto, la imagen de esta isla caribeña como trinchera de lucha por la solidaridad e integridad de los pueblos oprimidos.

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