Adiós Tomasita Quiala: cantar a la vida

Tomasita Quiala fue la decimista improvisadora más relevante de Iberoamérica, en mi opinión. ¿Quién le ganaba al enhebrar los pies forzados con los versos tejidos para delante primero y luego hacia atrás, de manera rapidísima y contundencia metafórica?

En las controversias era una mambisa, arrasando con su coraje al adversario poético.

«Yo me dediqué a cantar/ punto guajiro en mi zona,/ y no quiero más corona/ que el cariño popular./ Si el pueblo me sabe amar/ no hay obstáculos ni herida,/ y en esta patria querida/ hoy digo mientras me inspiro/ que canto punto guajiro/ por el amor a la vida».

Musical fue su deje inigualable y
adoraba a los repentistas matanceros, entre estos a la familia García González y, en especial, a Manolito, decenas de veces su compañero en los guateques.

Como también la trataron de seguir en el escenario, Chanchito Pereira y Alexis Díaz Pimienta entre otro muchos notables decimistas orales.

A esta provincia le fascinaba venir, porque sus hijos la aclamaban en cada una de sus interpretaciones.

Tomasita Quiala dejó un legado imborrable en la cultura cubana, no solo como improvisadora, sino también como símbolo de superación y autenticidad.

Su arte trascendió, al consolidarse como parte esencial del patrimonio cultural de la isla.

En paz descanse la estelar repentista, emblema de la música campesina cubana.

Apuntes biográficos 

Conocida como la «Reina del Repentismo» en Cuba, Juana Tomasa Quiala Rojas nació el 29 de diciembre de 1962 en Banes, Holguín y falleció este 12 de junio de 2025, debido a complicaciones cardíacas.

Ciega de nacimiento, descubrió su talento en una canturía donde intervino, espontáneamente, para defender a otro poeta, con lo cual se ganó el aplauso del público .

Su carrera profesional la comenzó en 1986 en el Centro provincial de la Música «Antonio María Romeu», en La Habana.

Fue figura central en el espacio «Palmas y cañas» y en otros programas de la radio y la televisión, pero su fuerza mayor estuvo en los guateques y eventos populares.

Improvisaba con una velocidad y coherencia excepcionales; llevó su arte a España, Portugal, México, Argentina y otros países.

Le fueron otorgados el Premio Nacional de Cultura Comunitaria (2004), Premio Iberoamericano Indio Naborí y la Distinción por la Cultura Cubana junto al Bastón de Cristal, conferido por la Asociación Nacional de Ciegos.

El repentista Alexis Díaz Pimienta, la llamó «la única universidad de repentismo con nombre de mujer», su
obra trascendió las fronteras nacionales.

Fue invitada a presentarse en escenarios de España, México, Portugal y Argentina, donde su capacidad para improvisar en décimas fue recibida con asombro y admiración. Su impronta elevó el arte oral cubano a la categoría de patrimonio universal.

Su libro de décimas, titulado «¿Quién soy? la novia de Islas Canarias», fue transcrito al braille para las bibliotecas y escuelas especiales de Cuba.