La cocina cubana: una historia de resistencia y adaptación

Este 18 de octubre, celebramos el Día de la Cocina Cubana, una fecha que nos invitó a saborear nuestra historia, a reconocer el ingenio de las abuelas, el legado de nuestros ancestros y la creatividad que aún florece en cada fogón del país.
La cocina cubana es mucho más que arroz con frijoles o un buen lechón asado. Es un testimonio vivo de nuestra evolución cultural, marcada por la mezcla de tradiciones aborígenes, africanas, españolas y caribeñas.
Desde el casabe de los taínos hasta el sofrito que hoy da vida a nuestros platos, cada ingrediente cuenta una historia de resistencia y adaptación.
En tiempos recientes, la cocina cubana ha enfrentado desafíos económicos que han limitado el acceso a ciertos productos. Sin embargo, el espíritu creativo del cubano ha sabido reinventarse: sustituyendo ingredientes, rescatando recetas tradicionales y apostando por lo local.
En medio de la escasez, florecen iniciativas comunitarias, huertos urbanos y emprendimientos gastronómicos que mantienen viva la sazón nacional.
La historia comienza con los aborígenes cubanos, quienes cultivaban yuca, maíz y ají, y cocinaban en burenes de barro. Con la llegada de los colonizadores españoles, se introdujeron nuevos ingredientes como el arroz, el trigo, el cerdo y el aceite de oliva.
La esclavitud trajo consigo la influencia africana, que enriqueció nuestra cocina con técnicas como el guiso y el uso de especias intensas.
Durante el siglo XX, la cocina cubana se consolidó como símbolo de identidad nacional. Platos como el congrí, el tamal, el arroz imperial y el flan de leche se convirtieron en clásicos.
La Revolución trajo cambios en la disponibilidad de alimentos, pero también impulsó la valorización de lo autóctono y lo popular.
Hoy, en medio de una economía compleja, la cocina cubana sigue siendo un acto de amor y resistencia. Los cubanos cocinan con lo que tienen, reinventan recetas y comparten saberes.
La gastronomía se ha convertido en un espacio de innovación, donde lo tradicional se mezcla con lo contemporáneo, y donde cada plato es una celebración de la vida.
Así que, celebramos con orgullo nuestra cocina. Cocinemos, compartamos, recordemos. Porque en cada caldero hay historia, en cada sazón hay cultura, y en cada bocado sabor a Cuba.