La pestilencia, los roedores e insectos que pululan por los alrededores, los perros que escarban y los “buzos” que, contra viento y marea, se sumergen en las profundidades, hacen más crítica la situación.
La pestilencia, los roedores e insectos que pululan por los alrededores, los perros que escarban y los “buzos” que, contra viento y marea, se sumergen en las profundidades, hacen más crítica la situación.