Farmacéuticos: Por la salud global
Con el noble propósito de ensalzar el vital papel que representa su quehacer en la promoción de la salud y el bienestar global, la Federación Internacional Farmacéutica estableció desde el año 2009 la celebración del Día Mundial del Farmacéutico cada 25 de septiembre.
A estos profesionales debemos el conocimiento de los medicamentos en cuanto a su composición, efectos y uso responsable en el tratamiento de enfermedades, ya que contribuyen a minimizar los riesgos asociados a su empleo inadecuado gracias a la necesaria capacitación que brindan a sus pacientes.
De igual forma, al asumir la dispensación de los fármacos como uno de sus más acuciantes roles, verifican la utilización de dosis correctas, al tiempo que detectan posibles interacciones medicamentosas y se aseguran de que la terapia recibida por los pacientes sea la más oportuna para su condición médica.
La necesidad de contar con farmacéuticos bien preparados es incuestionable y el hecho de saberlos partícipes en la investigación y desarrollo de nuevas medicinas y terapias, así como en el mejoramiento de las ya existentes, es prueba fehaciente de las sólidas precisión, preparación y ética profesional que ostentan y, principalmente, de su compromiso con la salvaguarda y la calidad de vida de millones de personas en el orbe.
Actualmente y a pesar de la disminución de su incidencia, pervive la COVID-19 y la humanidad atestiguó el preponderante papel de los farmacéuticos en la distribución de vacunas, el apoyo a los afectados por el virus y la educación de la población acerca de las medidas de prevención y protección contra esta pandemia y otras afecciones.
Asimismo, el panorama de la farmacia ha evolucionado para abordar las necesidades cambiantes de la población y muchos farmacéuticos están ampliando su alcance a la administración de vacunas, la educación sobre el manejo de enfermedades crónicas, la nutrición y la prevención de otros padecimientos. Esto demuestra la flexibilidad y compromiso de estos profesionales en la adaptación a los retos emergentes de la salud.
Imperativo resulta entonces enriquecer la conciencia pública sobre el impacto positivo de estos trabajadores, cuyo constante bregar por la calidad de vida y bienestar de los pacientes y la comunidad en general en un desafiante contexto sanitario internacional, resulta imprescindible para fomentar una atención farmacéutica más integral y accesible, empoderar a la población para tomar decisiones pertinentes sobre su salud y potenciar, por ende, el desarrollo de comunidades más sanas y resilientes.
