10 de febrero de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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La famosa autocaricatura de José Martí

La sensibilidad artística de Martí, demuestra una vertiente de su universalidad, la cual deviene semblanza de su relevante naturaleza.

Cuando atendía el desarrollo de la Conferencia Internacional Monetaria, reunida en Washington en 1890, José Martí realizó dibujos en su libreta de apuntes, entre ellos una pequeña autocaricatura de su rostro, que se hizo famosa y ha llegado hasta nuestros días con el poderoso trazo de sus líneas.

Los expertos apreciaron en esa obra un sorprendente manejo de la síntesis, así como la exageración de los elementos anatómicos de su fisonomía, con una buena factura en el reflejo humorístico del individuo, de manera gráfica.

Se sabe de José Martí la singularidad de su pensamiento y de su inquebrantable decisión de combatir por la independencia de Cuba. Se conoce además su vínculo estrecho con el periodismo y con las artes, porque su universalidad llega a nuestros días en múltiples facetas.

Y precisamente, en este día de su natalicio, queremos referirnos a una de sus formas personales de reflejar la realidad, mediante su apreciación de las artes plásticas.

Desde adolescente incursionó en diversas manifestaciones como el teatro, la poesía y también se interesó por la pintura y la escultura.

En el legado documental que dejó a las futuras generaciones, aparecen los esbozos y bocetos de sus libretas de notas. Su afición lo motivó a matricular dibujo elemental en la Academia de Pintura y Dibujo “San Alejandro”, en 1867.

Los historiadores acreditan las caricaturas, los pequeños diseños de vasijas y piezas precolombinas, muchos creados en los márgenes o detrás del cuaderno.

Esos bocetos han permitido conocer los estados de ánimo del joven cuando “en breves trazos entregaba imágenes que complementaban las ideas de la escritura. Constituyeron un modo de expresión, que, tal vez, las palabras no alcanzaban a abarcar en aquellos años”.

Se considera que su propensión a pintar caricaturas resulta lo mejor de su obra plástica, como las que hace de sí mismo, las cuales se valoran como “una suerte de espejo de su intelecto, con una carga de ironía, desenfado y concentración lograda con una gran economía de líneas”.

 

La sensibilidad artística de Martí, demuestra una vertiente de su universalidad, la cual deviene semblanza de su relevante naturaleza.

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