Las cuentas por pagar, un mal generalizado en la economía cubana

Vuelvo a hablar sobre un tema que considero uno de los puntos más débiles de nuestra economía: las cuentas por pagar. Este fenómeno, aunque no es exclusivo de Cuba, se agrava en nuestro país debido a factores estructurales y coyunturales que requieren atención urgente.
En otra publicación abordé la crítica situación del sector de comercio, en Matanzas, un organismo que, aunque no es el único afectado, enfrenta serias dificultades para realizar sus compras, especialmente aquellas destinadas a la canasta familiar. En mis averiguaciones, descubrí que el monto de las cuentas por pagar de este sector oscila entre 60 y 70 millones de pesos.
La situación es tan compleja que los proveedores ahora exigen el pago por adelantado, más un 10 por ciento (%) de la deuda acumulada, para continuar suministrando productos. Sin embargo, esta entidad no cuenta con los recursos financieros necesarios para cumplir con estas demandas. No tiene capacidad de generación de ingresos y, además, arrastra ineficiencias en su gestión empresarial.
Es posible que no exista una planificación financiera adecuada o que no se priorice el pago de las deudas, lo que ha llevado a la acumulación de estas cuentas por pagar. También podrían influir malas prácticas administrativas, pero ¿a quién se le puede exigir responsabilidad en este momento? Este es un mal envejecido. Muchos de los directivos actuales heredaron estas deudas al asumir sus cargos, y algunas de ellas tienen más de 20 años.
Si se aplica la medida de no vender a quienes no pagan, como está ocurriendo, lo que sucede es que se entorpece la cadena de suministro. Los proveedores, al no recibir pagos oportunos, dejan de suministrar productos, y esto crea un círculo vicioso: las empresas no pueden vender, no generan ingresos y, por tanto, no pueden pagar sus deudas.
Esta es una situación compleja que, a mi entender, se escapa de las manos tanto de los proveedores como de los compradores. Es un fenómeno que debe ser atendido por el Gobierno, con el asesoramiento de un equipo multidisciplinario, para tomar decisiones efectivas y sostenibles.
Una vez que se logre una solución, aunque sea parcial, es fundamental establecer una disciplina económica que permita un trabajo organizado y planificado. Solo así podremos evitar que este problema se repita en el futuro.
Las cuentas por pagar no son solo un número en un balance; son un reflejo de las dificultades que enfrenta nuestra economía. Es hora de actuar con decisión y responsabilidad para romper este círculo vicioso y construir un camino hacia la estabilidad financiera.