Por ese altruismo de los eléctricos cubanos

La generación, distribución, comercialización y estrategias para el uso racional de la energía eléctrica precisa de un recurso humano que además de capacitado, esté totalmente comprometido con la seguridad y estabilidad de un servicio que resulta necesario las 24 horas del día en todos los sectores socio-económicos de cualquier nación.
En Cuba, son los hombres y mujeres que a fuerza de trabajo, innovación y mucha voluntad, laboran en el mantenimiento de un sistema con décadas de explotación y basado fundamentalmente en la producción de electricidad a partir de combustible fósil. Esquema que además de la materia prima, requiere de renovaciones parciales o capitales para su óptima eficiencia.
Un panorama que se agudiza por las serias limitaciones con el petróleo y la imposibilidad de adquirir partes o piezas de repuesto a causa del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos a la Isla.
A esa política que constituye otra vuelta a la tuerca dada al conjunto de medidas establecidas por la mayor potencia imperialista del orbe para destruir la Revolución Cubana, se enfrentan diariamente los trabajadores del sector eléctrico en su actividad laboral, esa que en muchas ocasiones se desarrolla en jornadas intensas, extendidas y bajo condiciones bien difíciles hasta para la salud y la vida humana.
Ejemplo de ello son las acciones de reparación y mantenimiento que se realizan en la industria eléctrica en espacios reducidos, carentes de iluminación y oxígeno necesarios, o en medio del hollín, bajo el Sol intenso y los efectos del alto voltaje y las tareas de restauración de la red electroenergética en las regiones azotadas por la fuerza de los vientos huracanados. Aptitud esta última que los describe como un gremio solidario por naturaleza.
Igual de trascendental es el rol de quienes con gallardía e inteligencia adoptan decisiones cuando la disponibilidad de energía es demasiado estrecha. Para hablar de esas determinaciones están los prolongados apagones y las caídas abruptas del Sistema Electroenergético Nacional (SEN). Son ocasiones en las que más allá del descontento popular que provocan esos episodios, se trabaja para mantener energizados los circuitos donde se ubican objetivos económico-sociales imprescindibles.
Bajo esas y otras presiones laboran quienes trabajan en nuestras termoeléctricas, empresas de mantenimiento a centrales eléctricas, a grupos electrógenos, las empresas eléctricas provinciales y sus unidades de base, así como las de uso racional de la energía, entre otras dependencias del sector.
A ese gremio que cada 14 de enero celebra su Día, se va sumando un mayor número de técnicos, especialistas y obreros, cuyo objetivo es la obtención de electricidad a través de fuentes de energía renovable, especialmente de la solar. Hecho que se constata en los parques fotovoltaicos que ya tributan al SEN y la voluntad del Estado y gobierno cubanos de avanzar en el cambio de matriz energética con el incremento de nuevos emplazamientos.
Por ese altruismo con que los trabajadores cubanos del sector eléctrico honran la memoria de Antonio Guiteras Holmes, quien en 1934 intervino la mal llamada Compañía Cubana de Electricidad, es que se han ganado la admiración y reconocimiento del pueblo.