El hecho histórico representa uno de los pasajes más conmovedores de la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y demostró la valentía, decisión y patriotismo de los cubanos para luchar contra la metrópoli española y lograr su independencia.
Bayamo
La decisión de adoptar la fecha del 20 de octubre de 1868 para que representara a la cultura cubana fue sabia e inteligente. Desde luego que pudo ser otra, muchos hechos de relieve en el acontecer cultural, histórico y artístico del país podrían argumentar felizmente una decisión de tal naturaleza, pero pensar en el momento en que, en medio del fragor de la batalla por la toma de Bayamo, cuando ya se había logrado la victoria de los patriotas sobre las fuerzas coloniales y era celebrada por los cubanos con una canción, devenida himno, fue, es, una elección acertada.
«Sí, lucharé toda mi vida, hasta el último segundo, mientras tenga uso de razón, por hacer algo bueno, hacer algo útil, porque todos hemos aprendido a ser mejores con cada año que nos pasa por encima, todos los revolucionarios, y el ser humano se enaltece cuando hace algo por los demás».
Aunque mucho lloró la luna sobre las laceradas calles del poblado bayamés y más aún tardó este en reponer el esplendor de su arquitectura, regresó el suave susurro nocturno y la crepuscular serenata de grillos y la historia glorificó el denuedo de quienes prefirieron incendiar su ciudad antes de entregarla a la fuerza enemiga, porque cada 12 de enero confluyen el ayer, el hoy y el mañana y aún arde en Bayamo, ferviente, un averno de patriotismo.