Un amasijo de emociones sobrevino entonces en una Isla que despedía, con infinito dolor, a la más autóctona de sus flores, a la incansable guerrillera, a la heroína de la sonrisa diáfana, a la líder natural y querida… a la madrina de todos.
rebelde
Nieto de mambí y de estirpe rebelde, Juan Antonio Olivera Hernández nunca imaginó que su vida estaría marcada de hechos trascendentales que cambiarían los destinos de la nación.