12 de febrero de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Perpetuar la huella del Maestro

A José Martí debemos la más conspicua de las organizaciones antillanas del siglo XIX, el Partido Revolucionario Cubano, y su fiel soldado de la palabra, el periódico Patria, ambos con un estrenuo quehacer en los preparativos para la contienda que a partir del 24 de febrero de 1895 definiría el camino a seguir por el mambisado

Casi dos centurias nos alejan del natalicio, un día como hoy, de una de las más emblemáticas figuras de la historia latinoamericana, cuya vida y obra, más allá de evidenciar un ferviente e inquebrantable compromiso con la causa independentista de la mayor de las Antillas y sus naciones vecinas, denotan la cabal defensa de la justicia social y la dignidad humana que caracterizaron a este visionario pensador.

Fue el 28 de enero de 1853 cuando en la habanera calle Paula la alegría se apoderó de Leonor Pérez y Mariano Martí al ver la luz el más grandioso de sus descendientes, José Julián Martí Pérez, quien desde bien temprano atestiguó los horrores de la esclavitud y la represión colonial española y alzó su voz valientemente para, sin tapujos, vilipendiarla.

Este creciente periplo sociopolítico lo llevó a estar tras las rejas con apenas 16 años, pero esa experiencia, lejos de mellar su insurgente accionar, solo avivó más aún su anhelo de ver a la Isla libre del yugo hispano y, desde el exilio, recorrió múltiples países de la región, en los que estableció conexiones con otros movimientos independentistas y forjó un anhelo emancipador que rompía fronteras al visualizar a una América unida, libre, pacífica y solidaria.

A José Martí debemos la más conspicua de las organizaciones antillanas del siglo XIX, el Partido Revolucionario Cubano, y su fiel soldado de la palabra, el periódico Patria, ambos con un estrenuo quehacer en los preparativos para la contienda que a partir del 24 de febrero de 1895 definiría el camino a seguir por el mambisado para, de una vez por todas, socavar el poderío del gobierno español, un sueño que, si bien no tuvo la oportunidad de ver hecho realidad debido a su caída en combate el 19 de mayo de ese año, resultó una pieza clave para su posterior materialización unas seis décadas después.

La grandeza del ideario martiano radica en su capacidad para articular un proyecto de nación que no solo abogaba por la independencia política, sino que también promovía valores éticos y morales. Martí creía firmemente en la justicia social y en la necesidad de construir una nación en la que todos los individuos tuvieran acceso a oportunidades equitativas. Su famosa frase “Con todos y para el bien de todos” encapsula esta filosofía inclusiva, que buscaba integrar a todos los sectores sociales en la edificación de un futuro compartido.

Asimismo, a través de sus escritos, Martí abordó temas que, hasta la fecha, mantienen su relevancia, entre ellos, la identidad cultural, la educación como motor de transformación social y la crítica al imperialismo. En su ensayo «Nuestra América», exhortó a los pueblos latinoamericanos a reconocer sus raíces y luchar contra las influencias externas que amenazaban su soberanía. Y su llamado a la unidad entre los países de habla hispana resuena en un continente que, a lo largo de su historia, ha enfrentado disímiles divisiones y conflictos internos.

Perpetuar a Martí desde el museo 

Recordar a José Martí es reconocer la importancia de luchar por un mundo más justo. Su vida no debe ser vista solo como un pretérito capítulo, sino como una invitación a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad actual. Al respecto conversamos con la investigadora Yaisel Peñate Vergara, quien labora en el museo «Gustavo González Pérez» del municipio de Pedro Betancourt y refirió la valía de cultivar las ideas del Maestro, a 172 años de su natalicio.

Sobre cómo desde la propia institución y su programación prevalece la impronta del Héroe Nacional, Peñate Vergara subrayó:

Oda al más universal de los cubanos 

Más allá del paso del tiempo y las disputas políticas contemporáneas, seguimos encontrando en Martí una fuente de inspiración y un testimonio de la rica y compleja historia de Cuba. Su ideario se erige como una luz guía para los pueblos que luchan por su autodeterminación y soberanía, y su legado ha marcado profundamente la identidad e idiosincrasia cubanas.

La impronta de este incansable paladín de los ideales de libertad, justicia y democracia complementa la universalidad de su figura y la valía de su pensamiento, su oratoria y su obra literaria, así como el ejemplo de su accionar insurreccional y su bregar antiimperialista y por la integración regional refulgen en un escenario geopolítico donde las desigualdades, la intolerancia y la prepotencia de unas naciones atenta contra el logro de sociedades más justas, pacíficas y equitativas.

Perpetuar la huella del Maestro es defender la cultura e historia latinoamericanas. En una época caracterizada por la desinformación y la manipulación política, este llamado a la formación crítica y la toma de conciencia adquiere una importancia central en nuestras vidas.

Preservar el legado martiano es, por tanto, una responsabilidad colectiva. En las aulas, en los espacios de debate público y en nuestras comunidades, resulta esencial fomentar el estudio y la reflexión sobre su obra, que no debe limitarse a una mera recitación de sus textos; debe convertirse, por el contrario, en un ejercicio crítico que invite a cuestionar nuestro presente y a imaginar un mejor porvenir desde la vastedad e inmortalidad de su memoria.

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