Cumple cinco años como destino turístico la ciudad de Matanzas
Con mejor percepción de los visitantes foráneos, que han crecido para bien, Matanzas recibe el quinto aniversario como destino turístico, oficializado el 13 de octubre del 2018.
A su quinto cumpleaños llega este destino enseñando cuánto se puede hacer por su bien. El Ocio Club y el parador fotográfico, puramente de ocio, sumarán puntos al producto turístico para la temporada invernal y también para el mercado nacional.
A su quinto cumpleaños llega el destino con un innegable referente de funcionamiento como el complejo hotelero Velasco-Louvre, dueño de un prestigio de buen hacer, y en camino de ampliar sus ofertas con varias inversiones.
Para ser justa, habría que mencionar la recuperación de la extrahotelera Palmares, con mejor gastronomía desde el último mes a esta parte, algo bueno para un complemento imprescindible de la actividad turística en un enclave urbano.
Avances más, avances menos, habrá que admitirlo: la ciudad de Matanzas no acaba de consolidarse como enclave turístico, algo propio de cualquier destino joven. Ella necesita aprovechar sus atractivos, sus puntos fuertes para mover más visitantes. Necesita encadenarse a los espacios culturales, a las propuestas de los eventos de teatro y a tantísimas otras opciones.
Pensando a la carrera, todavía la urbe se debe el despertar de Tropicana, sentado y sin bailar por mucho tiempo en un territorio musical por esencia.
La ciudad se debe el Ateneo de la Rumba, la casa de Los Muñequitos de Matanzas, un evento del tambor, entre otras oportunidades perdidas que atraerían a visitantes de muchísimas latitudes.
Tantas cosas se debe el destino, pero el turismo solo no puede, no podría. Para sacar réditos a las desaprovechadas potencialidades de la Ciudad de los Puentes, a propósito, otro atractivo sin explotar. (Por qué no crear, por ejemplo, la Ruta de los Puentes?)
Muchas iniciativas esperan. Como yo lo veo, el problema está en la falta de articulación entre los entes que existen en predios yumurinos, una falla por corregir, toda vez que los organismos funcionan como actores independientes, sin considerar que sus decisiones dañan o favorecen al destino. En este aspecto, la intendencia debiera pasar a la ofensiva.
Lo he comentado con algunos colegas, si algo ayudaría a consolidar a la urbe como enclave de ocio, hacerlo sostenible y competitivo, sería la creación, sin demoras, de una empresa, delegación o cualquier estructura que se encargue de la gestión y control de un producto turístico como este, con todo, o casi todo para triunfar.
Por ahora, en el cumpleaños 330 de la ciudad, no vendría mal un brindis, porque el turismo también ayuda a que Matanzas enamore.
