El Modernismo en las letras martianas
A difundir el legado patrimonial del modernismo en cada rincón del orbe y agasajar a quienes han contribuido al florecimiento de este influyente movimiento artístico-cultural dedica la comunidad internacional la jornada del 10 de junio.
El festejo, establecido desde 2013 por el Museo de Artes Aplicadas de Budapest, promueve el estudio e investigación de esta corriente estética y artística, a la vez que fomenta la preservación de su indeleble huella para las generaciones futuras.
La mayor de las Antillas, justamente, cuenta con uno de los más reconocidos precursores del Modernismo en América Latina, quien legó al porvenir una prolífica obra literaria y cuyo compromiso social y búsqueda de una identidad cultural regional lo dotaron de una palpable y perenne trascendencia histórica.
José Julián Martí Pérez es venerado por la maestría lírica de su prosa y la vastedad de su oratoria, su perspectiva visionaria y crítíca de la sociedad de su tiempo y las venideras y la entereza de su pluma, firme y pertinaz como su bregar por el despertar libertario de la Isla y el continente.
Ismaelillo, Versos Libres y Nuestra América son prueba fehaciente de la rica locuacidad en imágenes y metáforas, la evidente admiración por la naturaleza, la evocadora sensibilidad capaz de sosegar corazones y la inquisidora mirada para reflexionar acerca de temas sociopolíticos como la opresión, la injusticia y la independencia que, en sus efímeros 42 años de existencia, le caracterizaron.
El Apóstol impregnó su sello en cada poema, artículo, ensayo y epístola en que posó su pluma, al igual que autores como Rubén Darío y Manuel Gutiérrez Nájera, con quienes compartió esa libertad individual y artística de entonces y, sin dudas, el Día Mundial del Modernismo constituye una oportuna recordación de su eterna impronta, su pericia y grandeza.
