Tati Valdés en el corazón de los aficionados

Si algo por encima de todo tenía bueno Jorge Luis Valdés eran sus piernas, la mejor evidencia de un cuerpo casi perfecto para ser el pitcher que fue.
Más que el brazo de tirar, que parecía de hierro, fueron las piernas su mejor arma. Para fortalecer el cuerpo, corría diariamente y entrenaba de forma rigurosa, sobre todo los músculos inferiores, para desarrollar su notable elasticidad.
Según sus propios compañeros, su efectividad consistía en el control y una knuckeball utilizada en momentos cruciales, que lo hicieron casi invencible en más de 230 partidos en series nacionales.
Poseía una mente afinada para desconcertar a sus oponentes y «pellejo de gallo fino», fortaleza que sacó a flote en las incontables batallas de los Henequeneros campeones, conjunto del que fue su caballo de batalla.
Fue uno de los mejores serpentineros que pisó un terreno de pelota en Cuba. Sus 234 victorias solo las superó el derecho Pedro Luis Lazo.
Empeñado en darle un vuelco a su vida y de rendir a la enfermedad que lo atormentó por largos años, en 2022 decidió acercarse de nuevo a los terrenos de juego para transmitir sus experiencias a atletas en edades tempranas, y colaborar con el cuerpo de dirección en apoyo a las más jóvenes figuras del staff de los Cocodrilos.
De nuevo incorporado a los trajines de la pelota, les hablaba a los más noveles de la importancia del control, de no distraerse sobre el box, de entrenar fuerte y de pensar no en tirar duro, sino más bien preocuparse por lanzar con inteligencia.
Familiares, amigos, glorias deportivas y autoridades de la provincia le dieron el último adiós en el Victoria de Girón, escenario en el cual se ganó el corazón de los aficionados.
- Ventura de Jesús/ Granma