Sus momentos más agudos transcurrieron del 22 al 28 de octubre del lejano 1962 y eso bastó para que la Humanidad se asomara, electrizada y expectante, a la posibilidad casi inminente de una guerra nuclear, tal vez definitoria para su propia existencia.
Historia
Aracelio fue una gran preocupación, no solo por las numerosas conquistas que obtuvo para los trabajadores, sino también por el prestigio, la responsabilidad y la autoridad de que gozaba entre sus compañeros. Por ese motivo, y desde que comenzó a afectar los intereses yanquis, su vida corría peligro. Él lo supo, pero mantuvo su firme actitud hasta su muerte.
A la riqueza folclórica e histórico-cultural del municipio dedicó el museo Gustavo González Pérez de este territorio su muestra especial La Ruta de los Fundamentos.
Fidel Castro fue un pensador adelantado del Sur, de ese Sur político, del Sur de los oprimidos, del pueblo irredento, como señaló magistralmente en su enfrentamiento al fiscal de la tiranía en el juicio más trascendental de la historia republicana de Cuba en el siglo XX; el juicio de los colonizados que todavía hoy, en disímiles circunstancias, pujan por su emancipación.
Otra vez los estudiantes de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, con sus mochilas repletas de sueños, acogieron al matancero. En esta ocasión, como una suerte de reencuentro, la tarde fue ideal para el intercambio virtual como parte del Coloquio El día de la Historia y Cultura Latinoamericana, a 200 años de la doctrina Monroe.
El 16 de octubre de 1953, hace 70 años, Fidel en su autodefensa conocida como La Historia Me Absolverá pasó de acusado en a acusador, denunció los crímenes y latrocinios de la dictadura y de su mayor responsable.
Contar con una pieza que perteneció a Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, honra a quienes laboran en el Museo Oscar María de Rojas, en la ciudad de Cárdenas.
(…) «Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos (…) y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu (…), en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano y como tal actuaré» (…).
Colocar y mantener a Cuba en la infame lista de países que supuestamente patrocinan o no colaboran lo suficiente, según el rasero estadounidense, para enfrentar al terrorismo tiene pretextos híbridos, pero ninguno con sustento legal, moral, ético, ni real.
58 años después, aún estremecen las palabras de Ernesto Guevara en aquella misiva que evidencia su cariño, admiración y gratitud hacia la mayor de las Antillas.
Transcurría apenas el primer año del siglo XIX. En Cuba, como en el resto del mundo, todavía la imprenta era una actividad artesanal, pero comenzaban a aparecer cada vez mayor número de periódicos. Cuentan que por esa época Buenaventura Pascual Ferrer no era muy amigo de Manuel de Zequeira, uno de los más grandes escritores cubanos del periodo.
Julio Antonio Mella llevó una vida intensa, intensísima, que se extinguió con solo 25 años. Cuanto hizo en el plano estudiantil, en el revolucionario, en el político, dejó una huella profunda de admiración más allá de credos e ideologías.
