Lugares como Narcisa cuentan la historia
Algunos lugares -pudiéramos afirmar- estaban destinados a contar la historia. Sí, no se trata de supersticiones o utopías. Lugares como el antiguo Central Narcisa, del municipio Yaguajay, encierran un misterio que los hace singulares en el tiempo y los obliga a trascender.
Fue justo allí donde el 29 de diciembre de 1898, al término de la Guerra Hispano- Cubano-Norteamericana, el entonces General en Jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, manifestó su Proclama, ante la inconformidad con el trato de las autoridades norteamericanas hacia las tropas mambisas.
El documento, que enseguida tomó el nombre del sitio donde acampaba en el territorio perteneciente a Las Villas, deja muy clara la preocupación de El Generalísimo ante la intervención yanqui, a la que según declara “había que poner término en el más breve tiempo posible”. Claro, para ello, antes era imprescindible constituir el gobierno propio del país, pues la situación -decía- era por demás aflictiva.
“La evacuación por parte de los españoles, de la Isla, se hará despacio y cómodamente, para después ocuparla los americanos. Mientras, tanto, a los cubanos nos ha tocado (…) el hambre y la desnudez que hubieran sido más soportables en plena guerra que en esta paz”, señaló.
Fue en Narcisa también donde el patriota izó la bandera cubana sin la presencia de ninguna fuerza extranjera; pero donde un siglo después se desarrolló un fuerte movimiento obrero, a tal punto que la combatividad del Sindicato Industrial Azucarero del Narcisa hizo que sus dueños tuvieran que ceder a algunas demandas de los trabajadores.
En su escuelita darían clases durante los años 40 destacadas figuras de la cultura nacional como Onelio Jorge Cardoso y Raúl Ferrer. Casi dos décadas después, llegaría el Comandante Camilo Cienfuegos con sus tropas para desde este batey dirigir la batalla de Yaguajay y allí, en sus talleres mecánicos, mandaría a construir el carro blindado Dragón I.
Los valores humanos y patrióticos detrás de cada uno de esos sucesos llenan de orgullo a sus habitantes. Ellos lo consideran un monumento local y se esmeran por salvaguardar aún hoy sus tesoros. Saben que todo empezó aquel 29 de diciembre con la Proclama del general Máximo Gómez, pero la relevancia de este hecho y de los que acontecieron después quizás les haga pensar también que hay lugares, como Narcisa, destinados a contar la historia.
